martes, 13 de mayo de 2014

El deficit del gas




La causa de que los españoles tengamos que pagar los mayores precios de la electricidad (incluyendo el déficit de tarifa) no sólo de Europa sino de todo el mundo desarrollado, los del gas y los de los productos petrolíferos antes de impuestos, las mayores comisiones bancarias y los mayores tipo de interés, o el mayor costo de las telecomunicaciones, está en una sola y única razón: la connivencia entre la oligarquía política y la empresarial, que ha permitido y permite a estos sectores esenciales:

– Recibir a precios irrisorios los activos públicos existentes en dichos sectores, pertenecientes al pueblo español. En concreto, en el 10% de su valor real por término medio.

– Sustituir los antiguos monopolios públicos con precios regulados por monopolios privados con precios libres. Esto sería de cárcel en cualquier otro país y también en España si la Justicia no estuviera a las órdenes de la oligarquía política.

– Implantar una legislación según la cual los errores de gestión cometidos por estas grandes empresas, algunas de las cuales están entre las más ineficientes del mundo, no los pagan ellas, sino los ciudadanos.




En el caso del gas:

El Sr. Felipe González, quien, a cambio del apoyo de CiU a su último gobierno, entregó las infraestructuras del transporte y la distribución públicas, así como un inmenso fondo de comercio, a Gas Natural por la décima parte de su valor. Un robo a los españoles del orden de los 4.000 millones de euros actuales. Y lo que todavía fue peor, se permitió a Gas Natural explotar en la práctica este mercado en régimen de monopolio, algo contrario a las leyes y las prácticas de la economía internacional.

Se dictó una ley en virtud de la cual los dos grandes monopolios del sector –Enagás (responsable de las grandes infraestructuras de transporte) y Gas Natural (principal responsable de los aprovisionamientos y de la práctica totalidad de la distribución)– tienen garantizada una remuneración a todas sus inversiones con dinero público equivalente al tipo de interés de los bonos del Estado a diez años más 150 puntos básicos. En el que estas empresas incluyen todas sus inversiones, empezando por las más disparatadas. Esta garantía permitió a las monopolistas Enagás y Gas Natural lanzarse a ampliaciones absurdas de capacidad que nos llevan a una infrautilización media de todo el sistema del 70%. Errores que no pagan ellos, sino que este Gobierno les permite hacerlos recaer sobre los consumidores.



La situación monopolista del sector gasista permite que el precio de compra del gas por los grandes consumidores a los  monopolistas sea cuatro veces superior al precio de referencia para ventas al por mayor en Estados Unidos, el denominado US Henry Hub Gas Price Benchmark, y un 40% superior al que vende Rusia a Europa en la frontera alemana.

Par más INRI, el precio al consumidor sufre incrementos brutales al entrar en las infraestructuras de transporte y distribución, en el que las que las injerencias políticas –que han obligado a la construcción de instalaciones totalmente innecesarias– y los errores de los gestores del sector –que este Gobierno, hace recaer sobre los consumidores y no sobre las empresas que los han cometido– están generando un nuevo déficit de tarifa que podría acabar como el eléctrico y por las mismas razones.

Ejemplos del expolio gasista

Se han construido tal cantidad de instalaciones de regasificación innecesarias que algunas están casi vacías, y sólo se utilizan unos 15 o 20 días al año por parte de los traders internacionales, para los cuales resultan un chollo increíble, mientras que los restantes 345 días los pagamos los consumidores. Un ejemplo concreto es la planta de regasificación de Sagunto, cuesta cien millones de euros anuales y se usa sólo al 25%,

La planta regasificadora en El Musel (Gijón), un proyecto insensato e innecesario, económicamente disparatado e ilegal, porque no cumplía el régimen de distancia a los núcleos de población, pero el gobierno de Zapatero lo incluye en la Planificación Obligatoria, lo que significa que los consumidores pagamos los 400 millones tirados por la fregadera por una instalación inútil, y no los accionistas de Enagás.

El proyecto Castor, se trata de un almacenamiento subterráneo en un campo petrolífero agotado en el mar a 21 kilómetros de la costa. ACS compró dos tercios de los derechos de dicho campo agotado por cuatro perras. De nuevo Zapatero lo incluye como infraestructura en la Planificación Obligatoria. ACS se convirtió no sólo en el principal accionista, sino también en el operador exclusivo de los trabajos de acondicionamiento. Después de gastar 1.700 millones de euros para su construcción, se empezó a inyectar gas, comenzaron a producirse microseísmos en la costa de Tarragona y se paralizan su utilización. Quién paga esos 1700 millones? Los consumidores en la tarifa del gas a 10 o 20 años con intereses incluidos.


Mientras tanto Enagás acaba de nombrar de una sola tacada a cinco altos cargos que fueron ministros del PP, que lo más que saben del gas es encender un mechero –Isabel Tocino, Hernández Mancha, Ana Palacio, Luis Valero y Gonzalo Solana (este último es el inri: ¡un expresidente del Tribunal de la Competencia en el consejo de un monopolio!)–, y ello después de haber nombrado hace unos meses a un hijo de Marcelino Oreja, también del PP, como consejero delegado.

http://blogs.elconfidencial.com/economia/el-disparate-economico/2014-05-05/denuncia-a-la-corrupcion-politica-en-el-gas_125213/


 

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